martes, 13 de abril de 2010

Eva und Adele



Eva y Adele vivían frente a nuestro apartamento en la Winterfeldtstrasse. Al principio, cuando no sabía quienes eran, las confundí con dos trasvestis extravagantes, uno de esos personajes locos y hermosos que pueblan la ciudad de Berlin. Frente a la entrada del edificio tenían parqueada una guaguita pintada de rosado como sus ropas y el nombre de ellas grabado sobre la carrosería. No obstante instuía que se trataba de dos personajes muy curiosos con alma de artistas. Fué un amigo quien me dijo que eran una pareja que hacía de sus vidas un performance. Luego las descubrí en la televisión y hasta en programas editados desde la Vienal de Venecia.

A la más bajita solía encontrarmela en el Mercado de los sábados en la Winterfeldt Platz, comprando frutas y vegetales frescos. A la otra la observaba desde mi balcón cuando se asomaba a la ventana, tocada con un gorrito (también rosado) muy gracioso. Cuando desconocía su carácter de personajes públicos, estuve tentado varias veces de dirigirme a ellas e invitarlas a casa a tomar un café, pero sentí pena y nunca lo hice. Este tipo de personalidades llaman mucho mi atención.

La casa que ocupaban aparecía constantemente en la prensa a causa de problemas inmobiliarios de esos que tanto abundan, así que un día, y seguro que por motivos de esos mismos problemas, ví como empacaban sus cosas y se marchaban. Confieso que sentí pena, no sé por qué. Siempre albergaba la esperanza de acercarme a ellas y hacerles la invitación a tomar un café. Ya me había acostumbrado a verlas entrar y salir vestidas iguales y de manera tan peculiar, hasta me sentía orgulloso de que fueran mis vecinas.


Por Luis Ruiz

No hay comentarios: