miércoles, 9 de marzo de 2011

Arthur Rimbaud...

Hay lecturas y lecturas, yo prefiero estas:

Rimbaud escribió sus primeros versos a la tierna edad de quince años, aunque muy jóven abandonó el noble ejercicio de la literatura.
Conocido es el tormentoso romance con Verlaine. Después de una fuerte disputa, en que Verlaine le dispara y lo hiere en la mano, Rimbaud lo acusa, y éste es condenado a dos años de cárcel. Rimbaud regresa a su pueblo natal y escribe "Una temporada en el infierno".

Una temporada en el infierno
(Antaño, si mal no recuerdo...)

Antaño, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos fluían,

Una noche senté a la Belleza en mis rodillas.-Yla encontré amarga.-Y la injurié.

Me armé contra la justicia.

Y huí. Oh brujas, oh miseria, oh aversión; sólo a vosotras os fué confiado mi tesoro!

Logré desvanecer de mi espíritu toda humana esperanza. Sobre toda alegría, para estrangularla, realicé el sordo ataque de la bestia salvaje.

Llamé a los verdugos para morir mordiendo la culata de sus fusiles. Invoqué a las plagas para asfixiarme con la arena, con la sangre. La desdicha fué mi dios. Me lancé contra el fango. El aire del crimen me secó. Le jugué malas pasadas a la locura.

Y la primavera me dió la espantosa risa del idiota.

Pero ahora, recientemente, cuando estaba a punto de exhalar el último suspiro, pensé en buscar la llave del antiguo festín, en el que, tal vez, recobraría el apetito.

La caridad es esa llave.-Esta inspirada afirmación demuestra que he estado soñando!

"Seguirás siendo hiena, etc..." declara el demonio que me coronó con tan agradables adormideras. "Gánate la muerte con todos tus apetitos, y con tu egoísmo y con todos los pecados capitales".

Ah! Ya he tenido suficiente! Pero, querido Satán, se lo ruego, no se irrite tanto conmigo! Y a la espera de esas pequeñas vilezas que aún me falta cometer, desprendo para usted, que ama en el escritor la ausencia de toda facultad descriptiva o instructiva, unas cuantas repugnantes páginas de mi libreta de condenado.




Por Luis Ruiz.

No hay comentarios: