Dejemos que la luz, gris o como quiera que se presente, entre en nosotros. No es artificio, es cuestión de voluntad. Lejos de la ciudad y su enardecido ritmo, en contacto con las energías poderosas de la naturaleza, el cuerpo y la mente se fortalecen, y todo fluye.
Estuve posteando desde el teléfono, uno de esos "teléfonos inteligentes" que muchos quisieran tener para gritar sus penas, y que me permiten no perder la conección con el mundo. Pero, estoy seguro, ya llegará a los más necesitados ese poder.
No hablemos del tiempo... Abril, abril...
Por Luis Ruiz.
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