jueves, 24 de mayo de 2012

Banderitas en el balcón de mi vecino.

Mi vecino ha encajado en dos de los tiestos de flores, como dardos en el corazón de la tierra, sendas banderitas alemanas, que el viento ondea inefable. Como detesto los símbolos patrios, me parece de un gusto horrendo. De repente ya no veo flores en el balcón de mi vecino, sino dos trozos de telas indecentes que proclaman con mórbida insistencia algo nefasto. Prefiero los otros balcones donde ondean banderas con los colores del arcoiris, porque me parecen más alegres y más inofensivas. Además, eso justifica que a nuestro edificio le llamen "Die Tunten Bunker".


Por Luis Ruiz.

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