jueves, 10 de septiembre de 2009

De la isla ...




No me gusta ensuciarme la manana con lecturas fatídicas. Leer sobre la "isla" signifíca eso. Y mucho más: dolor. La realidad impone impone sus dictados, y al parecer no es posible que de ese lugar surja nada que no lacere el alma de los que nacimos allí. Porque no importa en que lugar del hemisferio vivamos, ni bajo que condiciones, seguiremos padeciendo esa pena: la de haber nacido en Cuba.

Cualquier testimonio tendrá necesariamente que ser: horror !. Por qué ? Pués porque somos cubanos. Aquí o allá. Aunque cierres los ojos y te tapes los oídos, sonarán sonatas, golpes de tambor, maracas, himnos, voces, que te alcanzarán recordandote quien eres, de donde provienes, y lo peor, que no pódrás renunciar a esa verdad contundente.

Están los que idealizan el país (sin duda turistas ingenuos, o ciegos utópicos que aún creen en el mesías), y aquellos más críticos y realistas que no se dejan enganar. Están también los que se niegan a mirar la realidad de frente (sin ignorarla), pero que sólo buscan el tópico que nos caracteriza: gozar. A estos últimos no podemos juzgarlos, también tienen razón. También los cubanos de adentro dedican bastante tiempo de sus vidas a la gozadera, y eso amigos mios es una verdad contundente. Pero bueno, se sabe que el tema da para mucho, mucho más, y de ello se habla (y se hablará) bastante.

Como el tema de la isla me ocupa tanto, por razones obvias (allí vive mi madre, mis hermanos, en fín toda la familia), me duele todo lo malo que de allí viene. Y me duele de verdad. Tanto, que aveces quisiera padecer de olvido, o de ese sentimiento que provoca el sufrimiento. Y toda la carga que eso significa. Partiendo de la sentimental hasta la material. Porque ese es otro tema, tan delicado como el político. Y vease que hablo desde mi realidad. Hoy mismo, bien temprano en la manana, he tenido que enviar una remesa de dinero a mi madre, para que pague algunos gastos, sobreviva, y pueda darse un gustico el diá 12 que cumple anos.

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