domingo, 6 de septiembre de 2009

Isla (1979). Virgilio Pinera

Aunque estoy a punto de renacer,

no lo proclamaré a los cuatro vientos

ni me sentiré un elegido:

sólo me tocó en suerte,

y lo acepto porque no está en mi mano

negarme, y sería por otra parte una descortecía

que un hombre distinguido jamás haría.

Se me ha anunciado que manana,

a las siete y seis minutos de la tarde,

me convertiré en una isla,

isla como suelen ser las islas.

Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,

y poco a poco, igual que un andante chopiniano,

empezarán a salirme árboles en los brazos,

rosas en los ojos y arena en el pecho.

En la boca las palabras morirán

para que el viento a su deseo pueda ulular.

Después, tendido como suelen hacer las islas,

miraré fijamente el horizonte,

veré salir el sol, la luna,

y lejos ya de la inquietud,

diré muy bajito:

Así que era verdad ?.

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