sábado, 10 de octubre de 2009

INVENTARIOS

Cuantas veces no hemos escuchado: "que chiquito es el mundo". Y sin duda es así. En los dichos hay mucha sabiduría. Sin embargo son las propias experiencias las que vienen a ratificarnos el valor de estos preceptos. A mí me ha pasado muchas veces. Ese espacio físico que es la distancia, es enganoso.
Conocí a Mónica en Camaguey. Dominicana de orígen, aunque más bien parecía una Europea; alta, delgada, rubia, ojos claros. De una belleza seductora. Se encontraba en el Ballet de Camaguey estudiando la técnica cubana, bajo la dirección de Fernando Alonso. Nos hicimos muy buenos amigos, pasabamos mucho tiempo juntos. Después de un par de anos regresó a su país y perdimos el contacto. Pero la vida da muchas vueltas, suceden cosas, el destino juega su papel, los caminos se cruzan. Pasó el tiempo y un águila por el mar... El caso es que me encontraba cenando en un Restaurante en la frontera de Argentina y Brasil, junto a las Cataratas del Iguazú, donde me hospedaba. Ocupabamos una mesa al final del salón, Doris, Alicia, y otra amiga argentina, desde donde podíamos dominar todo el local. De pronto me parece reconocer a aquella muchacha sentada al otro extremo del salón, bueno, en realidad era la incredulidad quien me hacía dudar. Nuestras miradas se cruzaron. Ella tampóco daba credito a sus ojos. Volteó tres veces la cabeza hacia donde nos encontrabamos. Nos incorporamos casi al unísono, y avanzamos uno hacia el otro, para coincidir plenos de asombro en medio del Restaurante repleto de comensales. Nos fundimos en un abrazo, que a pesar de la sorpresa no era irreal. Eramos nosotros en carne y hueso los que estabamos allí, eso sí, en un lugar casi irreal, una noche maravillosa que nunca olvido.
Hoy vuelvo a ser sorprendido por la casualidad. Descubro en uno de los blog que leo frecuentemente la foto de un amigo, una persona que en su tiempo fué muy especial para mí, y de la que no había vuelto a saber más. Eso ha dado orígen a un revoloteo memorial que ha logrado intranquilizarme. Por eso puedo afirmar: Mira que éste mundo es chiquito.

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