lunes, 5 de octubre de 2009

Luz de Otono

La luz empieza su proceso de descomposición en partículas finas y dispersas, de manera tal que de ella sólo puede obtenerse lo que el mundo de las sombras revela. Comienza un tiempo en el que el espíritu se debate entre enaltecerse o quebrarse. Los colores, licuados, desaparecerán poco a poco empapados por la llovizna y el aire húmedo. La naturaleza nos arrebatará todo su esplendor, dejándonos contritos y apabullados en la espera de su reaparición portando nuevas vestiduras. No seremos los mismos. Nos volveremos más callados, sutíles, angostos. Desapareceremos detrás de las ventanas, la mirada fija en un cielo gris y opaco cargado de nubes. Evocaremos otras calles, otras ciudades, y viajaremos en el tiempo llevados por los recuerdos que no dejan de asediarnos. Distantes y sigilosos detrás de la atmósfera espesa del otono, contemplando casi con angustia la transformación de la naturaleza. Descubriremos una vez más que somos hijos de la luz, el sol, y el mar. Probablemente intentaremos alejarnos en busca de otros rumbos, aunque sea por breve tiempo, para luego regresar. Encenderemos la estufa, beberemos algo caliente, quizás incluso escucharemos una música suave, y nuestra naturaleza rebelde quedará apaciguada en el marasmo de las circunstancias quebradas por el tiempo.

No hay comentarios: