miércoles, 29 de septiembre de 2010

Según mi amigo Domingo...

Ayer visité a mi amigo Domingo, convaleciente de una operación de la rodilla, en su pequeño apartamento de la Tunrnstr. Un barrio mayoritariamente habitado por inmigrantes, la mayoría turcos y árabes. Sólo en una casa así puede permitirse escuchar la música tan alto, que ya cuando me encontraba en el patio interior del edificio, pude escuchar. A mi amigo le encanta el flamenco, por lo que una cantaora desgañitada llenaba con su cante la atmósfera.
Tal vez tenga razón, dice que en mis escritos hay algo (o mucho) de nostalgia y desamor. Pero esa es la vida. Y no hay otra. O sí. Que no todo es Casquito de guayaba.


Por Luis Ruiz

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