viernes, 15 de julio de 2011

La tristeza.

Yo no sé si puedo permitirme la osadía de estar triste. La tristeza es un lujo. Porque no conduce a nada. Lo digo (o lo pienso), porque sé que sólo los románticos de otros tiempos padecían de ese mal. Y hasta morían de pena, de amor, o tristeza. Además, no está bien visto dedicarse a una actividad tan improductiva. Hay que hacer algo. Moverse, hablar, reirse, protestar, cantar. Ser un revolucionario. Y los revolucionarios no son tristes. Ese estado de infinitud pasiva no aporta nada a la sociedad. Todo lo contrario. O acaso un par de reflexiones venidas a menos. O un par de frases hechas, que no son poemas (o poemas muy malos) ni literatura ni nada. De qué va a vivir el triste si se empeña en encerrarse en su tristeza? Puro egoísmo-dirán algunos. No, decididamente no puedo llegar hasta allí.


Por Luis Ruiz.

jueves, 14 de julio de 2011

Unidos por el sexo.

En el Museo Erótico de Moscú. De la artista rusa Vera Donskói-Jilko. (Tomado de El Mundo).


Por Luis Ruiz.

Anoche, mientras llovía...

La lluvia, obstinada, penetra la noche avanzando hacia las catacumbas ministeriales donde se esconden los conejos nocturnos. Un hombre espía a través de la ventana. Un esplendor inusitado, húmedo, revela reminicensias de pasos huidizos. Algo que no puede precisarse sucede en el exterior, las señales son obcesivas, sincopadas. La ciudad quedará lavada, diluída; o sea, incierta. Y si no se ve, qué hacemos con ella? Los pájaros han dejado de trinar. El se acerca y besa la mano del amado. Si sacas la mano, o la cabeza, te mojarás. La noche borró la tarde, pero el cuerpo guarda su recuerdo. No todo está püerdído. Una gota roja, sangre? Es la lluvia sobre los cristales. Parecía un cuerpo esculpido a mano, con un pene muy grande. No se lamentaba: gozaba. El dice que todo está llegando a su fín, lo han dicho los Chamanes. Uno escucha lo que quiere escuchar. La tibia luz de la lámpara sobre las profecías. Dejarse llevar por la intuición. Ya no hay niños jugando en el patio. Ni voces. Ibamos alejándonos por un camino sin señales, pero con mucha confianza. Doce campanadas. Después... después?.


Por Luis Ruiz.

Perdido en un mundo de ilusiones.



Por Luis Ruiz.

Alberto de Paz, artista canario, se presenta en La Cueva el próximo sábado 16.

Como ya he posteado en otras ocaciones en éste blog, La Cueva es un espacio cultural fundado por la actríz cubana Maria Magdalena González y el artista plástico peruano Luis Meneces. El único proyecto de éste tipo para difundir y compartir arte latino en la ciudad de Berlín. La Cueva es un local situado en un sótano, en el barrio de Kreusberg, que Maria y Luis han construido con recursos propios y mucho esfuerzo y amor. Fieles a sus sueños de hacer arte a toda costa, contra viento y marea, a pesar de todos los incovenientes y problemas económicos (como es de suponer), lo han mantenido. Se han hecho de un nombre en la ciudad bien merecido.



Por Luis Ruiz.

martes, 12 de julio de 2011

Museum Insel.

Hoy salí más temprano que de costumbre, me monté en la bicicleta y fuí a dar a la Isla de los Museos.
Después de sortear la cantidad de turistas (y pensar que también formo parte de esa multitud agobiante), bici taxis, omnibus de turismo, paseantes distraídos, etc, logré atravesar la Unten den Linden a riesgo de ser aplastado en medio de la ciudad. Lo peor fué cuando pasé por la Puerta de Brandemburgo. Creí que tumbarían las columnas que sostienen la Cuadriga, símbolo de la ciudad, y a mí con ellas. Pero sobreviví. En realidad en el verano es preferible dirigirse a otro lugar. Desde luego el regreso lo hice por otra vía.
Aquí algunas impresiones.



Por Luis Ruiz.

Wendy y Mary Trini hablan por medio de Radio Martí




Por Luis Ruiz.

Sobre los niños dados en adopción en la Alemania comunista.

Anoche el canal RTL transmitió un programa sobre los niños que en la Alemania comunista eran dados en adopción. Y no porque sus padres hubieran muerto o no tuvieran otro familiar que se ocupara de ellos. Cientos de niños corrieron ésta suerte. O para ser más exactos, ésta desgracia.
Para mí fué terrible escuchar las declaraciones de éstas madres, y de los niños (ya adultos) que sufrieron esa vejación.
Mujeres que habían solicitado la salida del país, que se manifestaban publicamente en contra del sistema, que no cumplían los requisitos establecidos para educar a sus hijos dentro de los cánones socialistas, eran arrestadas, y separadas de sus hijos para siempre. A los hijos los entregaban a familias que los educarían dentro de esos parámetros de conducta, que el régimen consideraba el ideal. Y por tanto, el único. Luego les decían que sus padres habían muerto.
Una mujer, que en su centro de trabajo manifestó publicamente que si la situación continuaba así, se largaba, a los dos días fué visitada por dos agentes secretos, la esposaron, y se la llevaron detenida. Su hija contó como vió a su madre partir dentro de un auto de la policía secreta.
Otra mujer contó lo siguiente: Su marido estaba preso. El Régimen Totalitario y Comunista la divorsió. Ni ella ni el marido habían solicitado el divorsio. Pero el gobierno determinó que esa pareja no cumplía con los requisitos que un sistema Socialista exigía para los matrimonios. Le advirtieron, que si reclamaba algo, ella misma podía ir a parar a la cárcel.
Espeluznante!!!


Por Luis Ruiz.

lunes, 11 de julio de 2011

Gaybeach.


Por Luis Ruiz.

La mesa del salón, de David Lago González.

El Penthouse de Heriberto: DAVID LAGO GONZÁLEZ - La mesa del salón.

El color del verano.

Aquí el verano no es como el invierno, o la primavera. En invierno es frío siempre está allí, de la mañana a la noche, y así cada día. No se va. Arrecia. Y uno se pregunta: Hasta cuando? Ni que decir de los grises. Bajan desde el más allá, y te aplastan. Como las botas de los dictadores.
Lo recuerdo: Yo soñaba con la nieve. Pero ya se sabe, los cuentos y las postales son otra cosa. Es que "allá" el verano era (es) tan agobiante. Había que tener siempre las vantanas y las puertas abiertas. De par en par. Lo que sin duda era un riesgo. Las casas parecían iglesias abiertas adonde entraba todo el mundo. Los amigos, y los indeseados. Sin tocar ni pedir permiso. Costumbre apocalíptica que nunca me gustó. Por eso (y otras cosas) yo era un raro. Un individualista. Un ser sin condición. Un amanerado. Aunque el amaneramiento no tuviera nada que ver con la privacidad. Pero una cosa conllevaba a la otra. Como una cadena a la que te atan y no te sueltan.
Cualquier cosa por huir del calor. Y de otros monstruos.
Aquí el verano dura dos días, al tercero hace frío. Como un cachumbambé. El sol sale y se esconde en un juego interminable. Los fantasmas que acechan son otros; se puede luchar contra ellos. No hay por qué escapar.


Por Luis Ruiz.