jueves, 16 de diciembre de 2010

Arbolito de Navidad.

El arbolito de la foto es de verdad, lo compré en la Winterfeldt Platz por sólo 20 Euros.

Pero antes no era así. Bueno, hablo de mí, de mi otra realidad, aquella de cuando vivía en la isla. Entonces yo me inventaba mi árbol de Navidad, como tantas otras cosas, gracias a mi fantasiosa fantasía.

Cogía un gajo seco y lo pintaba de blanco. En una lata vacía echaba tierra y allí encajaba mi arbolito. Forraba la lata y la tierra con papel de cartucho o periódico, y lo pintaba de verde. Con algodón fingía los copos de nieve (que sólo conocía de las postales). Las bolas y demás accesorios también eran producto de mis inventivas, según el material disponible, que obviamente era bien limitado. Pero funcionaba, y así lograba mi árbol de Navidad.

Pero esos eran otros tiempos. Gracias a quien sea y a mí mismo, ahora estoy aquí, y tengo un arbolito de verdad al que adorno con todo lo que más me guste, y puedo ver caer la nieve, y tocarla, y sentirla, encender velas e incienso, celebrar las Navidades que no conocía.


Por Luis Ruiz.

En busca del tiempo perdido.




Por Luis Ruiz.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Berlin hoy.




Por Luis Ruiz.

Sobre las fiestas Navideñas.

Diciembre es un mes propenso a la melancolía. Al menos, en mí provoca ese estado de ánimo.

Yo no crecí en la tradición de estas celebraciones, todo lo contrario. Sí recuerdo, que mi tía Emilia, católica, apostólica y romana, celebraba en su casa la Nochebuena. A ella nunca le importó lo que pensaran los vecinos, ni el CDR, siempre se mantuvo firme con sus creencias.

Preparaba para todos los de la familia que querían asistir, una cena suculenta. Como se las arreglaba para traer a la mesa platos tan deliciosos y variados en épocas tan duras, era todo un secreto, y un acto de bonanza, de ella y Ramón, su esposo asturiano, gran cocinero, maestro de cocina del Gran Hotel de Camaguey. Ellos nunca renunciaron al rito religioso y familiar de unas fiestas abolidas cuando...llegó el comandante y mandó a parar!. Cierto que el que podía contribuía con algún producto o ingrediente que pudiera aportar.

El "lechón en cazuela" de la tía Emilia era espectacular e insuperable.

El recuerdo de esas cenas el 24 de diciembre, en su modesta casita de la calle Verges, en Camaguey, es inolvidable. Ese y otros tantos recuerdos.


Por Luis Ruiz.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Me lo envía un amigo desde Estocolmo, que estaba presente.

Grito de desesperación en El Dramaten de Estocolmo.

Hoy, día 12 de diciembre de 2010, el teatro Dramaten de Estocolmo, le rindió homenaje a Mario Vargas Llosa. Fué algo bello y emotivo. Lo entrevistaron en español, con una traductora simultánea, con preguntas que comenzaron con la creación de su primer libro, "La casa verde", un prostíbulo de su ciudad. Después, al igual que con las siguientes rondas de preguntas, un actor u actríz del Dramaten, leyeron unas páginas habilmente escogidas para ejemplificar sus palabras. Todo fué muy bello y emotivo. Cuando ya amainaron los aplausos y se notaba el final, de repente, de entre el público se escuchó una voz que decía que quería felicitar al maestro en nombre de los latinoaméricanos. Me dió mala impresión, pués el día anterior, en la librería de la tienda NK, donde hice mi cola para que me firmara mi libro, escuché a un grupo de peruanos diciendo que había uno de ellos que lo acusaban de traidor. No pude menos que meterme en la conversación y ellos me abrazaron con emoción por ser comprendidos por un cubano. Así que recordé lo sucedido y pensé que pasaría algo. De más está decirles que todo el tiempo tenía varios guardaespaldas que no dejaban acercársele más de lo debido.

Pués bien, el personaje, impetuosamente cogió cogió la rampa que llegaba al lunetario y subió diciéndole que quería bailar con él y su esposa, comenzaron a subir un grupo y éste personaje gritó, desesperadamente: SEGUIMOS ESPERANDO POR UNA REVOLUCIÓN. Todo eso en español, pero era para ver las caras de los de la seguridad, salieron de entre telones, agarraron al maestro y lo sacaron inmediatamente de la escena.

Así terminó la bella función, nada, como la fiesta del Guatao. Espero que no hayan sido cogidos por sospechosos después del coche bomba de ayer.


Por Luis Ruiz.

Vernissage.

Fijénse en el look sofisticado de los asistentes, como caminan, el glamour de esos eventos. Me pregunto si en realidad a los que acuden a esos "Saraos", les interesa lo que les pasa a esos negros, si serían capaces de donar, no la mitad, sino sólo un poquito de lo que gastan en la ropa y accesorios que compran especialmente para lucirlos en esas "Vernissage", para ayudar a combatir el cólera, por ejemplo, que en estos momentos tantas muertes causa en Haiti. Pero mucho más, cuantos de estos püersonajes son artistas, a cuantos de ellos les interesa el arte?...

v


Por Luis Ruiz