sábado, 12 de enero de 2013

Anais Nin.

“Querido coleccionista: le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando se hace explícito, mecánico, exagerado; cuando se convierte en una obsesión maquinal. Se vuelve aburrido. Usted nos ha enseñado, mejor que nadie que yo conozca, cuán equivocado resulta no mezclarlo con la emoción, el hambre, el deseo, la concupiscencia, las fantasías, los caprichos, los lazos personales y las relaciones más profundas (...). Usted no sabe lo que se está perdiendo a causa de su examen microscópico de la actividad sexual, que excluye los aspectos que constituyen el carburante que la inflama. Aspectos intelectuales, imaginativos, románticos y emocionales. Eso es lo que confiere al sexo sus sorprendentes texturas, sus sutiles transformaciones, sus elementos afrodisíacos. Usted está dejando que se marchite el mundo de sus sensaciones; está dejando que se seque, que se muera de inanición, que se desangre.” Está en cada lector descubrir la diferencia entre un texto erótico o sólo un best-séller.


Por Luis Ruiz.

La patria.

  • La patria

    Esta tierra sobre los ojos,
    este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
    esta noche continua, esta distancia.
    Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
    pobre sombra de país, lleno de vientos,
    de monumentos y espamentos,
    de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
    escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
    repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
    de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

    Pobres negros.

    Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego,
    dónde el que come los asados y te tira los huesos.
    Malandras, cajetillas, señores y cafishos,
    diputados, tilingas de apellido compuesto,
    gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos,
    centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes primeros,
    coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos,
    bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,
    secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,
    contraflor al resto. Y qué carajo,
    si la casita era su sueño, si lo mataron en
    pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.

    Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.

    Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,
    te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña
    envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,
    mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate
    con su verde consuelo, lotería del pobre,
    y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos
    para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.
    Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,
    pobres blancos que viven un carnaval de negros,
    qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,
    en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,
    en los ranchos que paran la mugre de la pampa,
    en las casas blanqueadas del silencio del norte,
    en las chapas de zinc donde el frío se frota,
    en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.
    Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,
    vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,
    tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas,
    tango, coraje, puños, viveza y elegancia.
    Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado
    en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.
    Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo
    saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,
    no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.
    La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,
    ser argentino es estar triste,
    ser argentino es estar lejos.
    Y no decir: mañana,
    porque ya basta con ser flojo ahora.
    Tapándome la cara
    (el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)
    me acuerdo de una estrella en pleno campo,
    me acuerdo de un amanecer de puna,
    de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,
    de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos
    quemando un horizonte de bañados.
    Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles
    cubiertas de carteles peronistas, te quiero
    sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,
    nada más que de lejos y amargado y de noche.
     
    Por Luis Ruiz.

viernes, 11 de enero de 2013

Los fantasmas disfrazados de amantes.

Los fantasmas venían disfrazados de amantes a sonsacarnos las ganas. Se metían en las entrepiernas, debajo del sobaco, en la raja del culo como pedro por su casa. Usaban estrategias de fornicadores a sueldo. En la sombra de los parques, entre las ruinas de la ciudad infesta, confundidos con el orine y la mierda de los baños públicos, en la cola del café de la esquina. Los fantasmas amantes conocían la debilidad de su propia carne y le vendian el alma al diablo. Los fantasmas eran hombres desalmados. Sacaban la lengua delatora y la enroscaban en la lengua de sus víctimas, que tambien eran hombres, pero de bien, sin la mácula nefasta del daño. Los amantes fantasmas eran asesinos a sueldo. Justificaban sus deseos sexuales con el cumplimiento del deber, y a ello se entregaban en cuerpo y alma. Chivatos o bugarrones, se llamaban a si mismos, para diferenciarse. En realidad no eran fantasmas, tenían rostro, y sabían muy bien lo que hacían.

Por Luis Ruiz.

miércoles, 9 de enero de 2013

Iglesia San Mathias, Winterfeldtplatz.

Salí a caminar. A pesar de la incesante llovizna. Este tiempo me bloquea. Caminar me provoca otras emociones, sencillamente me confronta con la realidad. Mi realidad. Al pasar por la iglesia hice esta foto.

Por Luis Ruiz.

Abre tu cabeza -Ya Abrí mis ojos , Luis Tomasello

Di Marga Code: Abre tu cabeza -Ya Abrí mis ojos , Luis Tomasello: “Abre tu cabeza” He sido mala en el agradecimiento. Un pudor de extraño origen me obliga a huir cuando un tesoro se abre en mi camin...


Por Luis Ruiz.