El pelirrojo que vive al lado se levanta tosiendo. Tose y tose y tose, parece una locomotora. Pero no deja de fumar. En verano el humo del cigarro llega hasta nuestro balcón. Es tan feo que parece que siempre lleva una careta. Un día, hace tiempo, me lo encontré en la escalera y no me devolvió el saludo. Es jóven, vive sólo, y no recive visitas. Como tantos; más sólo que la una. Ni siquiera un perro tiene para que le haga compañía. Así como viven, han de morir: sólos. Por feo y mal educado merecería una multa. Bueno, ya la tiene; la tos y la soledad.
Ah, esto lo escribí el domingo por la noche:
Y terminó el domingo, y terminó el mes de octubre, y comenzó el invierno. Asi es la vida: principio y fín de todo. Un cachumbambé. Todo lo demás es pura mierda. Lo importante es el momento, con deleite o sin él, que para el caso es lo mismo. Hacer de lo complejo un acto sencillo. No dramatizar, no sublimar. O sea, compensar. En el equilibrio está el éxito.
No hay que perseguir sueños destruídos. Aquí y ahora. Esas manchas en la memoria no pueden oscurecer el presente, que ya éste de por si es bastante turbio. No acabo de hacer ningún análisis, sólo hablo conmigo mismo. Me gusta éste juego de ideas y palabras que me reflejan sin la incomodidad de mirarme en un espejo.
Por Luis Ruiz.
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