sábado, 8 de enero de 2011

Libro del desasociego.

.No soy una persona de ritos, todo lo contrario. Hacer cada día lo mismo y a la misma hora me parece terriblemente aburrido. Prefiero salir al encuentro de las sorpresas que me reserva la vida. En éste país todo está consevido bajo la estrategia de un plan previamente elaborado. Hasta cagar. Por eso hay tanta gente gris y opaca, más encargada en sacar cuentas que lascas a la vida.

Pero no era de eso de lo que quería escribir, casi digo hablar, lo cual hubiera sido un terrible error, yo no estoy hablando con nadie, estoy escribiendo, y ni siquiera sé para quien. Tal vez para mí mismo; más bien es de eso de lo que se trata. Nada extraño, soy de los que hablan sólo y hasta se contestan, aunque lo juro: no estoy loco.

Sin embargo leer antes de apagar la luz de la lámpara de noche y entragarme en los amantes brazos de Morfeo se ha hecho casi un rito. Aunque mirándolo bien desde mi particular posición, es una necesidad. El antídoto a todos (casi) todos mis males. Leer salva.

Del libro del desasociego, de Fernando Pessoa:

En la vida de hoy, el mundo sólo pertenece a los estúpidos, a los insencibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar se conquista hoy con los mismos procedimientos conque se conquista el internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la hiperexcitación.

En la prosa se engloba todo el arte, en parte porque en la palabra está contenido todo el mundo, en parte porque en la palabra libre está contenida toda la posibilidad de decirlo y pensarlo.


Por Luis Ruiz.

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