jueves, 27 de enero de 2011

"Los viajes a Cuba", por José Martí.

Nos trajo aquí la guerra y aquí nos mantiene el aborrecimiento a la tiranía, tan arraigado en nosotros, tan esencial a nuestra naturaleza, que no podríamos arrancárnoslo sino con la carne viva!
A qué hemos de ir allá cuando no es posible vivir con decoro ni parece aún llegada la hora de volver a morir?... A qué iríamos a Cuba? A oir chasquear el látigo en espaldas de hombres, en espaldas cubanas, y no volar aunque no haya mas armas que ramas de árboles, a clavar en un tronco para ejemplo, la mano que nos castiga?
Ver el consorcio repugnante de los hijos de los heroes, de los mismos, empequeñecidos en la impureza, y los vicios importados que ostentan, ante los que debieran vivir de espaldas a ellos, su prosperidad inmunda?
Saludar, pedir, sonrreir, dar nuestra mano, ver a la caterva que florece sobre nuestra angustia, como las mariposas negras y amarillas que nacen del estiercol de los caminos? Ver un burócrata insolente que pasea su hijo, su carruaje, su dama, ante el pensador augusto que va a pie a su lado, sin tener de seguro donde buscar en su propia tierra el pan para su casa?
Ver en el bochorno a los ilustres en el desamparo a los honrrados en complicidades vergonzosas al talento en compañía impura, a las mujeres sin los frutos de su suelo, al campesino, que tiene que ceder al soldado que mañana lo ha de perseguir, hasta el cultivo de sus propias cañas?
Ver a un pueblo entero, a nuestro pueblo en quien el juicio llega hoy donde llegó ayer el valor, deshonrrarse con la cobardía o el disimulo? Puñal es poco para decir lo que eso duele. Ir, a tanta verguenza! Otros pueden: NOSOTROS NO PODEMOS!!

José Martí
10 Octubre de 1887


Por Luis Ruiz.

3 comentarios:

Angel Collado Ruíz dijo...

Gracias Luis, lo he llevado a mi FB por lo profundo y coincidente del tema al momento actual, un abrazo.

El Tinajón dijo...

Gracias. Si, increíble. Como todo genio, palabras premonitorias. Lamentablemente. Pero esa es nuestra realidad, o la de nuestro país. Un abrazo.

Pedro C. R. dijo...

Martí lo dice con conocimiento de causa, claro, él había regresado y había sentido eso.

Desde luego un texto importante para todos los exiliados.