Recivo un correo de A. Desde Camaguey. Por razones obvias no escribo su nombre. La obviedad es una daga tan filosa. El otro día reciví una carta, también de A. Con otro tono. El de ahora, de hoy, no me extraña. Cualquier cosa es posible, "allá". O sea, que esos bruscos cambios de ánimo, de la alegría más rabiosa a la angustia más deprimente, es una consecuencia de...Y a mí me deja parapléjico, atado de pies y manos, sin poder hacer nada. Por A. y los otros.
Un beso luisi, qué pasa que no me escribes, estoy muy preocupada...estoy muy angustiada, te quiero muchísimo, estoy ansiosa y preocupada...
Y la forma en que escriben. Amalgaman las ideas de tanto querer decir, o no decir, o insinuar, o que se yo. Aveces me quedo en la luna. Aunque sé que escriben desde el infierno. O del país otro o del país nada.
Esa misma angustia de A. se me clava en el lado izquierdo, y...
Por Luis Ruiz.
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