Por qué no se cansa el cuerpo de tanto darse? Qué busca esa boca entre mis piernas? Los arboles se
deshojan, las ardillas se han ido a otro sitio. Basta un simple gesto
para que el hombre obedezca a su verdugo. Después de tanto cabalgar,
el camino se hace infinito.
Por Luis Ruiz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario