jueves, 7 de junio de 2012

Un cura negro.

(Gracias a Jorge)



Un cura negro
El padre Armando Miguel Arencibia fue el primer sacerdote negro con que contó la Iglesia Católica cubana. Nació en 1899 en la barriada habanera de Párraga, actual municipio de Arroyo Naranjo, la misma localidad de donde terminaría siendo vicario parroquial. Fue gracias a su esfuerzo y constancia que se pudo construir allí la iglesia de Santa Bárbara.
Los padres de Arencibia, oriundos de Güira de Melena, querían que el hijo siguiese el oficio paterno de tabaquero en el chinchalito familiar. Carecían de dinero para costearle los largos estudios para sacerdote y pensaban que no se vería bien un negro «metido» a cura. Pero monseñor Estrada, arzobispo de La Habana, era de otra opinión y abrió brecha a la vocación del muchacho. En 1920 Arencibia comenzaba a prepararse como sacerdote en el seminario de la isla canaria de La Palma.
No las tendría todas consigo, sin embargo. De allí quisieron enviarlo a Fernando Poo con vistas a hacerlo misionero en África. Se negó el seminarista y tras dos años en La Palma lo trasladaron a Burgos, una de las zonas más frías de España, quizá con la intención de hacerlo desistir de su propósito. No resistió Arencibia el cambio y consiguió que lo enviaran a Roma; estudiaría Filosofía en París y Teología en Italia, y tras diez años concluyó sus estudios.
De nuevo en su tierra, monseñor Ruiz, entonces Arzobispo de La Habana, le dio aspirina y mucho líquido: no quería a un negro en su Iglesia y durante 11 años Arencibia sufrió en silencio las negativas más o menos disimuladas para su ordenación. Todo cambió cuando a la muerte de Ruiz, la mitra arzobispal pasó a monseñor Manuel Arteaga Betancourt.
El 25 de octubre de 1942 Arencibia recibía el sacramento de la Orden Sacerdotal, el primero que impartía el nuevo Arzobispo y días después, el 1ro. de noviembre, decía su primera misa en la Catedral de La Habana.
A partir de ahí construiría una capilla en Párraga, que pondría bajo la advocación de Santa Bárbara, y, ya en los años 50 estaría lista la iglesia, que se inauguraría con la presencia del dictador Fulgencio Batista.



Por Luis Ruiz.

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