jueves, 27 de septiembre de 2012

Tiempo de brillar, con o sin lentejuelas.

Entre el verano que nos regala el último rastrojo, y el otoño que se anuncia. Lo que unos censuran y otros defienden; quien se impone en el ruedo. La verdad haciendo maromas sobre el tejado de vidrio. Suma y resta de complicidades que no ajustan sus tornillos. La simple realidad, la única, que es sobrevivir cuando no se tiene la suerte de ser uno de los elegidos. Señales de identidad?: Mustio hastío provocado por la desidia y el desarraigo y esas cosas que no encuentran el camino. Lo que el viento se llevó. Quien dijo que todo está perdido...?, como la canción. No hay, ni habrá concenso. Los que se fabrican su propia bandera de triunfo, se levantan el pedestal postrero, organizan los discursos que han de ser dichos, se condecoran heroes desde la orilla del lago donde los cisnes anuncian el paraíso que no existe. Los cíclicos. Tiempo de brillar con o sin lentejuelas, a lo que cueste. Yo en la platea observando los ensayos, riendo a carcajadas. Con el dramático y con el payaso.


Por Luis Ruiz.

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