domingo, 18 de abril de 2010

Una forma de vivir


Por fín el sol y esa luminosidad invocadora. La ciudad y su tiempo,

que cruzo presuroso apenas detenido en las esquinas.

Es mi cuerpo, son mis pasos. Soy yo, y también soy otro.

Quien soy?

Un día más recluido en la distancia, con el ojo receloso

detenido en un punto demasiado lejano para poder precisarlo.

Son ellos y sus voces.

No el pasado, sino el presente convulso y trágico, amenazante,

de quienes no alcanzan a divisar la luz de éste día que transito

libre, orondo, pensando en ellos.


Me asusta éste sentimiento desaprensivo

anticipándose a una verdad que va cerrando su abrazo hasta casi

hacerme daño. Sólo volvería sobre mis pasos para salvarlos.

Qué puedo hacer?


Sueño, y aún (por suerte aún) tengo esperanzas.

Miro alrrededor; rostros felices (o eso parecen), y reconforta

saber que un par de pesos en el bolsillo alcanzan para

aliviar el dolor.



Por Luis Ruiz

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