viernes, 11 de junio de 2010

Entre penumbras


Apenas la penumbra. El deseo a flor de piel. Un silencio justiciero. Allá afuera todos se confabulan para hacer creer que la noche es limpia y honrrada. Quien puede creerles a esos locos? Sin duda alguna forman parte de un mundo extraño. Alguna vez caminé junto a ellos. Ahora estoy aquí, quieto y silencioso, observándolos. Ellos me ignoran. Están tan ocupados en lo suyo, que ni saben (ni les importa) que existo. Pero no me da pena. El sociego de esta habitación me llena de paz. Y el olor a incienso me envuelve en una modorra benefactora. Si esto no es el paraíso, pués se le parece mucho. Aunque no lo es ni mucho menos; eso lo muy bien. El paraíso es el último lugar del que nunca regresaremos. Aquí está la vida. Entrelazo los dedos de mis manos, cierro los ojos. El tiempo es sólo la aureola que me rodea, y me sostiene.


Por Luis Ruiz

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