miércoles, 2 de febrero de 2011

Estado de cosas...

Son casi las ocho de la noche. Demasiado atento a las noticias. Ya no paso por ellas solamente para estar al día, sino que noto mi implicación emocional con ellas. Panorama terrible. El mundo, al menos esa es la sensación, se viene abajo. Me replanteo si hacer días de abstinencia y no conectarme con nada. Pero...

En el convulso y traginado mundo árabe parece que se vira la tortilla. En Australia un ciclón que avanza a más de 300 km por hora vuelve a azotar al país. La crisis económica desestabiliza hasta a los países que parecían fuertes y ricos, millones de desempleados, gente sin casa, desolación, y más. En Alemania controles sorpresa a dos hospitales arrojan resultados terribles, restos de sangre encontrados en instrumentos de operación listos para ser utilizados de nuevo. Y cada día se reportan noticias parecidas y peores, personas que mueren sin saberse a cierta las causas. Todo eso aquí, donde esperamos lo mejor, no sólo porque pagamos bien caro los impuestos y seguros médicos, sino sobre todo porque vivimos en un país rico, desarrollado, donde supuestamente todo está bajo el más estricto control (léase claro "supuestamente").

Fuegos, asesinatos, violaciones, revueltas callejeras de todo tipo... El diablo y la vela, como diría mi madre. Aquí y acullá. Desolador.

Y para más karma: LA ISLA!!! La isla en peso. Y que peso. Y no sólo por lo que allí pasa, que inevitablemente duele, soy cubano y mi familia vive allí. Pero es sólo eso: un gran peso, sicológico, emocinal, personal. Porque en definitiva: Lo mismo con lo mismo. Casi desde que nací. Nada nuevo. Todo pasa y todo queda... dice la letra de una canción.

Muchos se preguntan: Sucederá en Cuba lo que en Tunez y Egipto? Buena pregunta. Pero mientras los cubanos de adentro, que son los que sufren, en vez de lanzarse a las calles, luchar con uñas y dientes por su libertad, sólo piensen en irse, no lo creo. No nos engañemos, los de afuera, el exilio, unos más que otros, están más implicados que los de "allá", y desde luego más informados. El grupúsculo que ha alzado la alarasca con pequeños actos disidentes, no tiene ningúna fuerza, y para ser claros, con un pasaje en la mano hacia mejor vida, chao bambino!. Esa es toda la realidad.

Así las cosas, entre aquí y allá, el mundo parece un atolladero sin solución. Y, vale la pena?.

(Estas han sido atribulaciones de un atormentado de última hora).


Por Luis Ruiz.

1 comentario:

David Lago González dijo...

Desde el primero hasta el último párrafo, comparto contigo la misma opinión, sentimiento, sensación, agotamiento.