jueves, 10 de febrero de 2011

Hol(l)ywood o Berlin?

No, no estamos en Hollywood, nos encontramos en el Tiergarten en Berlin. Tampóco se trata de la entrega de los Oscar, sino del Oso de Oro de la Berlinale.

Me contaba un amigo el otro día, que había asistido al estreno de una película. El protagonista invitado era una de esas "estrellas" de Hollywood. Cuando apareció, el público arrancó en gritos de histeria y aplausos incontrolables. Todos querían una foto o un autógrafo de él, y de poder, tocarlo para llevarse a casa la sensación del roce o el aroma del perfuma caro adherido a su piel. Minutos después apareció el carismático y archiconocido actor alemán Mario Adorf. Ningúna reacción. Silencio absoluto. Consternado, mi amigo le preguntó a una señora alemana que se encontraba a su lado, por qué esa descortecía con un actor, que además de ser del patio era tan famoso. Los alemanes son sólo unos arrogantes-concluyó ella.

A toda hora se habla en los medios sobre la Berlinale, pero cuidado, lo más relevante es la presencia de los Hollywoodenses, que son los que garantizan el glamour y el sello de calidad. Según la cantidad de estos en la alfombra roja, así será al final el balance del éxito logrado por sus organizadores, que lograron arrastrar hasta aquí, para complacencia del público y de los propios artistas del medio, a estos personajes. Sin ellos no hay Berlinale.

Los alemanes no quieren extranjeros, y mucho menos si su piel ha sido demasiado tostada por el sol, pero los americanos no son extranjeros, aunque sean más negros que un totí, ellos son un ejemplo a seguir.


Por Luis Ruiz.

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