domingo, 3 de abril de 2011

Llegó la primavera...aunque sólo sea por hoy.

Estoy sentado en el balcón, frente a Ralf que lee el periódico. Es un día hermoso de primavera, brilla el sol, y las temperaturas alcanzan (por prodigio) los 23 grados. Interrumpo la lectura para, apremiado por la necesidad de escribir estas notas, dejar plasmado lo que pienso. Cual es el verdadero resultado de emigrar? No es acaso una experiencia benefactora? No siempre, claro, hay que admitirlo. Y en mi caso? En mi caso sí, lo es. Acepto que es una suerte estar aquí, hoy, a esta hora, en éste balcón, disfrutando de la maravilla de la primavera, libre como un pájaro amante de la libertad. Las quejas adicionales no hacen sino empañar todo indicio de felicidad, y eso no es justo. No hace bien. Atrae malas energías. El pasado es eso. Yo soy ahora, éste tiempo, la sensación primaria de existir el presente, sin ataduras, por mi propio bien. Cualquier instante posterior derivará otras emociones, pero eso ya se verá. Por Luis Ruiz.

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