Poco, o nada, he dicho de Praga. Aquí estoy todavía, siempre embriagado con la catarata de imágenes que, sobre todo su arquitectura nos regala. Un vendaval. La "Praga de Oro". Bien dicho. O "La madre de las ciudades". Y pocas como ella. Porque no me alcanzan las palabras para describirla.
Por la noche termino agotado de tanta información visual que no he sido capaz de administrar, con el temor de no aprovechar el tiempo lo suficiente para llevarmela toda conmigo. Lo cual es imposible, desde luego. Tanta cultura no me cabría en los bolsillos. No de una sóla vez.
Que privilegio!
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