Ayer me encontré con un conocido. No digo amigo porque esas son palabras mayores. La contingencia del viaje nos ha acercado a personajes de estructuras disímiles y frágiles como el cristal. Regresaba de un viaje al "más allá" y cantaba las virtudes del progreso y no entendía cuando le dije que mi hermano me decía lo contrario. Pero "yo me acostumbro amor yo me acostumbro..." y callé. Porque el que calla otorga. Y los acordes de esa conga insistente y la melaza de los participantes y toda la algarabía alrrededor del "acontecimiento" que no llega me la tienen "pelá".
Ah, pero brilla el sol sobre Berlin y el cielo es de un azul despejado que da ganas de comerselo como a un manjar.
Por Luis Ruiz.
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