miércoles, 22 de agosto de 2012

Aquellos aguaceros.

Aguacero, lo que se dice aguacero, como los que caían en Siguaraya, y mi madre salía a que el agua rodara por su cuerpo empapándola, jugando con nosotros sus hijos, nunca he visto caer uno así aquí. Incluso cuando llueve fuerte la tierra no huele. Será que el sol (o la falta de sol) no la calienta como la tiene que calentar. Es por eso que los hijos de esta tierra son tan fríos?.

No se asusten, no voy a decir que los hijos de Siguaraya son los más calientes, los que mejor se mueven, los que más rico singan, los más divertidos, los más listos... Tampóco que son los más carneros. Que de que los hay los hay. Aquí y acuyá.


Por Luis Ruiz.

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