sábado, 5 de diciembre de 2009

COSAS QUE VAN QUEDANDO EN EL CAMINO

Mientras leo me apropio de algunas frases, sucede como con los libros robados: no es un pecado. Aunque cuando me robaron aquel ejemplar de "JARDÍN", de la Loynaz, me dió mucha rabia, y maldije al ladrón. El libro en cuestión estaba firmado por la autora, una edición bastante cuidadosa, que me traje de Cuba, y que valoraba mucho. No me había sido dedicado a mí, pero la firma de Dulce Maria Loynaz y el propio libro eran una fortuna. Además fué Edgar, mi gran amigo puertorriqueno, que luego murió de SIDA en Nueva York, quien me lo dejó cuando se fué. Este lo había recivido a su vez de un amigo que había abandonado el país, y por supuesto no pudo devolverselo. Aunque parezca absurdo, aún sigo creyendo que un día lo recuperaré, como un cuadro muy preciado que me regaló Lugo y que dejé en Colombia. Como muchas otras cosas, así mismo desapareció un ejemplar de la primera edición de "Manual de las Tentaciones", obsequio de Abilio Estévez, su autor, que quedó en Camaguey y nunca más volví a ver; por mucho que pregunté a mi hermano y mi madre nadie supo darme respuesta.

"...parecía como si hubiesen ido acumulándose sucesivas capas de tristeza y taciturnidad..."

Cualquier pérdida causa tristeza. Cuando se suceden las pérdidas, se acumulan las tristezas, y estas convierten al sufrido en taciturno.

Por Luis Ruiz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,
saludos de un camagueyano que admira también a Dulce maría Loynaz...lo que te ha pasado con JARDÍN es imperdonable, ojalá que un día lo recuperes, por qué no.¿A quien estaba dedicado el ejmplar?
GAP

El Tinajón dijo...

No recuerdo a quien estaba dedicado, pero sí, tienes razón, es imperdonable. Y un saludo de mi parte.