jueves, 25 de febrero de 2010

Aunque tiene nombre de virgen no es santa



Maria Magdalena es mi mejor amiga, o como siempre digo al presentarla; mi hermana. Fué ella quien me recivió y ayudó los primeros tiempos del exilio. Nos conocimos hace mucho tiempo ya, en el Camaguey legendario, y desde entonces nuestra amistad se ha profundizado tanto, que nada podría quebrantarla. Juntos, tratamos de sacudirnos el polvo de los caminos, las tristezas, y también cantamos y reímos a la vida y el amor.
Ayer estuve en su casa, y le hice ésta foto. Después nos fuimos, en compañía de Yoel, a comer a un Restaurant indio.
Aveces es sólo la necesidad de estar cerca lo que propicia nuestros encuentros, y preferimos estar sólos, ella y Yo, para hablar de lo sublime y lo ridículo, lo profundo y lo vanal, los sentimientos y el sexo; de esas cosas que son la única verdad de la existencia.

Por Luis Ruiz

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