martes, 3 de agosto de 2010

El régimen democrático según Platón.


Para Platón, toda la democracia no había sido más que demagogia en el sentido etimológico de la palabra; y los demagogos, unos embaucadores del pueblo que, en vez de atender a la mejora de éste, habían cuidado sólo de su propio aventajemiento halagando y engañando a la multitud con el arte bastardo de la oratoria.
4. Tiranía y oligarquía
La separación del poder es condición previa para la buena marcha de la ciudad, pero no tiene por eficacia alguna; antes bien, puede conducir a una situación mucho peor que la de la democracia si el que la asume es un tirano.
El hombre tiránico es el que deja sus bajos apetitos por dueños de mismo, y el tirano político, el que, una vez conseguido el poder, los estroniza sobre la ciudad entera.
...el doble empeño del tirano de asegurarse al demo y acabar con sus propios enemigos; su crueldad e inexorabilidad para con estos y su adulación de la multitud; el miedo que le acosa y la necesidad consiguiente de vivir siempre custodiado; la precisión de hacer la guerra por razones de política interior; su intolerancia de todo hombre de valía, animoso, prudente o simplemente rico; su soledad en un círculo de gentes ruines que le odian en el fondo de su ser; en fín, la servidumbre del alma del tirano y, en consecuencia, la servidumbre del pueblo a quien él domina, << esclavo de sus propios esclavos<<.
Platón
La República
Por Luis Ruiz

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