viernes, 24 de septiembre de 2010

"Estoy obligada a ser felíz..."

A propósito de un artículo que leo hoy el El País: "Estoy obligada a ser felíz, salir de Vietnam me salvó la vida", dijo Kim Thúy, una escritora vietnamita que publica Ru, sus recuerdos de infancia.
Yo podría decir lo mismo de cuando salí de la isla y decidí quedarme en Alemania sin conocer una sóla palabra del idioma alemán. Reconozco que me costó bastante trabajo aprenderlo. Salvando las distancias entre las condiciones en que esta mujer logró llegar a Canadá (país donde reside), tan parecidas a las de los miles de cubanos que han atravesado el mar para llegar a los Estados Unidos o cualquier otro puerto que los reciva, y de aquellos que murieron ahogados en el trayecto sin alcanzar la libertad, salvo aquella de vivir en otra vida, si es verdad que existe otra después de esta. Yo no hubiera tenido valor de hacerlo así, llegué aquí en avión, lo que sin duda fué un lujo.
La historia de esta mujer me hace recordar a la de un chico vietnamita, muy, muy jóven, que llegó a Europa en situación similar. Un muchacho delgado, frágil, de aspecto sereno y de cierta hermosura, que padecía de dolores abdominales muy fuertes (la escena de él llorando nunca la olvido), y que conocí en la cárcel de Köpenick (sólo para extranjeros ) donde estuve preso, como él, por no tener los "papeles" en orden.


Por Luis Ruiz

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