Fuí al médico. Mi corazón tiene un tamaño normal, pumpea normal, no manifiesta alteraciones ni daños precedentes, el riesgo de un infarto es mínimo. Albricias, al menos la muerte no vendrá por ahí, al menos de momento. En tanto no me tope en el camino con un "punto" de esos que cortan la respiración, pienso. Comer poco tampóco es el problema-pamplinas, aquí la gente come mucho-sentencia el Cardiólogo mirándome de arriba a abajo. No tomo el ascensor, bajo los seis pisos en punta por las escaleras (como una bailarina) sin temor al sofoco.
Entro al Mercado. CUIDADO!!!, casi me paralizo frente a las hortalizas. Ni tocarlas. El Virus! Satanás. Yo que casi sólo me alimento de verduras. Nada de ensaladas, no quiero morir de ese virus terrible resistente a los antibióticos. Ya ni eso caballeros. Ahora resulta que no son los pepinos, tomates, y lechugas del norte de Alemania. Pepinos españoles nada más y nada menos. Indignados como los jóvenes de Plaza del Sol. Di tú. Llego a casa y enseguida me lavo bien las manos, por si las moscas. Mucha higiene, recomiendan.
Y si el virus se transmite de persona a persona? Cielo santo: Evitar besos extraños.
Por Luis Ruiz.
2 comentarios:
Ni hortalizas ni besos. Sí, al final encontraremos medicina para todo... pero nos moriremos del miedo a morir. Saludos,
Tersites
Bien dicho. Antes era la grasa, la carne roja. Ahor ya ni las hortalizas son recomendables, ni los besos. Terminaremos encontrando medicina para todo, y nos moriremos del estrés que nos da el miedo a a la muerte... Saludos,
Tersites
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