Ayer, hermoso día de verano. Por la tarde, al anochecer, en una terraza de la Maaßenstrße bebiendo cerveza. Luego, a causa de... y como consecuencia; la inspiración. Hoy, nuevamente las ganas de vivir y la exitación del calor. Cena en un Restaurant de la GoltzStraße. Es como una inyección de vida. A los cuerpos jóvenes, desde lo más íntimo, les brota el deseo.
Alguien con un porte irresistible. Frente a mí.
La ciudad de Berlín es un brote de capullos siempre a punto de florecer. Cómo dejarla pasar, así no más? Cojerla. Retenerla. Poseerla. Es un privilegio.
El cielo, a esta hora. Admirarlo es un orgazmo.
Por Luis Ruiz.
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