Mucho tiempo que no hacía un viaje en tren. En el trayecto entre Praga y Dresden los paisajes son idílicos. A orillas del Elbe. Sobre todo a la altura de Pirna, una ciudad pequenísima y muy antigua, que ya visité una vez. De calles angostas y edificios centenarios, como de película. Recuerdo que allí tomamos un tren y nos dirijimos a otro pequeno pueblo, también muy pintoresco, donde almorzamos en un Restaurant típico de comida alemana. Luego cruzamos en barco a la otra orilla, y escalamos una montana por una escalera empinada e interminable, hasta un mirador, en cuya cima había un Café Restaurante con una vista increiblemente bella.
Por Luis Ruiz.
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