viernes, 23 de marzo de 2012

Bisexualidad: la preferencia invisible.

por Gabriela Granados

Dentro del amplio espectro de las preferencias sexuales, elbisexual destaca por ser depositario de una gran cantidad deadjetivos; inmaduros, confusos, enfermos, son entre otras las nomenclaturas con que se pretendedefinir a quien se siente atraído por hombres y mujeres. Cuando la gente escucha la palabra bisexual lo primero que piensaes en un homosexual o lesbiana; o bien en alguien confundido,indefinido y "muy sexual", esto según un estudio del InstitutoMexicano de Sexología, que será divulgado dentro de poco enpublicaciones especializadas. Un avance parcial de ese estudio deredes semánticas fue preparado por la investigadora Paulina Millánpara un congreso sobre el tema que tuvo lugar hace algunas semanasen San Diego, California, en el que se analizaron diversos aspectosde la vida de las personas que tienen atracción hacia hombres ytambién hacia mujeres. Con más de medio millar de encuestas realizadas a varones y mujeresde distintas edades (mayores de edad) en Colombia, Guatemala yMéxico, la especialista concluye que es muy difícil concebir a labisexualidad como diferente a la homosexualidad. "Para mucha gente,homosexual y bisexual son sinónimos", dice. Y añade: "La gente tiene la idea de que son personas confusas, indecisas,que están mal porque se supone que te debe gustar una cosa o laotra. La misma clientela te dice en terapia 'estoy confundida', y hay queexplicarle que sí existen las personas a quienes atraen ambos". Doble miedo "La sociedad, para aceptar, tiene que estereotipar,ubicar de qué lado estás; así que la persona bisexual parece elagente secreto, pues está en los dos bandos, cuando en realidad nohay sólo dos bandos", afirma por su parte la terapeuta RinnaRiesenfeld, quien señala que esto lleva a ocultar que, aunquetambién es un derecho, no genera sentimientos positivos sino undesgaste emocional por un doble miedo a ser tachado y descubierto:por su entorno y sus amistades heterosexuales, y también por suentorno y sus amistades homosexuales. La tendencia a ubicar a las personas en un lado u otro hace quealgunas, después de años de casadas (quizá con hijos, tal vez trasun divorcio), se enamoren de una persona de su mismo sexo yempiecen a socializar dentro del ambiente gay. Pero luego de un tiempo, quizá al terminar esa relación, cuandovuelven a sentir la atracción por el otro género, se encuentran quetodas sus amistades les siguen presentando solamente candidatos auna relación homosexual. La vida no es estática ni fija en todo,dice Riesenfeld: "Hay a quien toda la vida le va a gustar el heladode vainilla; pero a lo mejor un día también el de pistache". La sexóloga, autora del libro Papá, mamá: soy gay, señala ademásque la gente gusta distintos niveles de relación con hombres y conmujeres en diversos ámbitos, incluyendo el sexual: hay mujeres, porejemplo, a quienes les gustan las caricias de otra mujer en lospechos, pero no las de un hombre: "Con ella lo siento cachondo;pero con él pienso: '¿qué le pasa a este tipo que parece que meestá ordeñando?'; no me gusta la penetración con una mujer, perocon un hombre me encanta". Hay una enorme diversidad: desde las que opinan que en el sexo oralson mejores las mujeres porque "son más suaves", hasta las quedicen que "con el bigotito se siente más rico". Diversidad sexual y moda Aunque ahora hay una tendencia a ponerla palabra "bisexual" en los nombres de los grupos gay, sobre todopor el arribo de jóvenes a sus filas, hay también quienes lamentanel fenómeno anterior y lo achacan a una influencia "artificial" dela moda: Madonna besando a Britney Spears y Christina Aguilera. También gays y lesbianas desconfían en general de las personasbisexuales, coinciden activistas bi. Y entre terapeutas, "con esode que basta estudiar la licenciatura en psicología para darterapia", muchos siguen creyendo que la bisexualidad es una'inmadurez' que sería mejor 'corregir' (para un lado o para otro),sin respetar las opciones de sus clientes, apunta la académica deImesex Paulina Millán. El activista y sexólogo Eduardo Anaya considera que eso se debe avarias cosas: a una "bifobia", que en términos psiquiátricos es unmiedo irracional a la bisexualidad, y a que "por seguridad, losbisexuales no hemos abierto la segunda puerta del clóset". No hayespacios donde la gente bi pueda identificarse, aprender del tema,compartir experiencias consigo mismos y con los demás, asegura. Y como casi toda la gente formalmente establece "parejas" con sólouna persona (no se muestra al mismo tiempo con personas de ambossexos), es difícil reconocer a quienes son bisexuales, dice lasexóloga Rinna Riesenfeld. Sin embargo, las cosas no son tan lineales y hay algunos fenómenosdignos de atención. Por ejemplo, en el estudio de redes semánticasrealizado por Imesex en Chiapas, Distrito Federal, Estado deMéxico, Puebla y Nuevo León, así como aparecen términos muy duroscomo "problema", "enfermedad" e incluso "asco"; también sonmencionadas palabras como "amor" y "libertad", según Millán,probablemente por el reconocimiento de que las personas bisexualesllevan a cabo sus deseos, que son espíritus libres, aunque estoimplique romper con la sociedad tradicional.

Gabriela Granados es periodista especializada en sexualidad.Aporte de Xavier Rivera.


Por Luis Ruiz.

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