martes, 20 de marzo de 2012

Lezama y Virgilio.

De "Cronología". Pertenece al post anterior.


Nunca habían sido semejantes los gustos sexuales de Lezama y Virgilio. Una historia popular reúne a Piñera y a Lezama, el segundo saliendo y el primero entrando a un burdel masculino. "¿Qué, Virgilio, a la caza del jabalí escondido en la espesura?", dice Lezama, a modo de saludo. "No, vengo a singar con un negro", responde Piñera.
"Lezama era adicto a los efebos demorados, lánguidos, intelectuales. Era amante de la forma. Virgilio prefería a los hombres raudos, rudos del pueblo —guagüeros, porteros, serenos, varios vagabundos y tal vez un soldado con licencia— a los que pagaba religiosamente a pesar de su pobreza. No había amores para Virgilio: sólo la acción sexual, sodomía súbita y su costo. (...) Virgilio detestaba la idea de tener comercio carnal con cualquiera siquiera levemente en contacto con la cultura y así el día que un amante inminente le confesó in passim que le gustaba leer libros, Virgilio abandonó airado el cuarto, todavía a medio vestir y desapareció ante el asombro de su amante por venir. "Los hombres de verdad no leen libros" explicaba Virgilio. "La literatura es mariconería y para maricón, yo""
Guillermo Cabrera Infante, op. cit.

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