martes, 20 de marzo de 2012

Cronología.

(Gracias a Jorge Ibarra)

Cronología
por Teresa Cristófani Barreto, Pablo Gianera y Daniel Samoilovich
1970 - 1979: Muerte civil
70 Sale El que vino a salvarme en Sudamericana. En el prólogo, escribe José Bianco:
"Los personajes de estos cuentos pertenecen a la raza inextinguible de los marginados sociales. Observan con malicia el mundo en que viven —un escenario escueto, un poco desmantelado— y no se dejan engañar por su apariencia tranquilizadora. Están sujetos a sus leyes, acatan de buen grado sus convenciones, pero se mantienen fieles a su íntimo sentir. Son una mezcla de civilidad y de independencia, de irreductible independencia. Como al Charlie Chaplin de Armas al hombro, no se les ocurre entrar directamente a una casa maltrecha, con las paredes derruidas, en que aún subsiste el portón de la verja; abrirán el portón, subirán con cuidado los escalones del porche. Pero en ese respeto a las convenciones de un mundo que en una u otra forma los excluye proyectan el respeto a sus propias singularidades por las que fueron excluidos. (...)
Los actores de estos cuentos traslucen las obsesiones de Piñera. Detrás de sus fábulas irreverentes o lastimeras, percibimos el miedo, el asombro, la curiosidad, la fascinación que le causan las desventuras humanas.
"Yo diría que el barroco –ha escrito Borges- es aquel estilo que deliberadamente agota (o quiere agotar) sus posibilidades y que linda con su propia caricatura". Agrega: "El barroquismo es intelectual y Bernard Shaw ha declarado que toda labor intelectual es humorística". (...) Piñera, hombre barroco, siente el consabido desengaño barroco ante el destino del hombre; escritor barroco, lo manifiesta intelectualmente. Al absurdo del mundo responde con el humorismo."
Cada semana, desde la revista del ejército, Verde Olivo, un tal Leopoldo Avila firma rabiosos ataques contra Lezama Lima, Padilla, Virgilio Piñera, Antón Arrufat y otros, acusándolos de falta de talento, escapismo, enemistad con la Revolución, parasitismo, y, como no, homosexualidad; un blanco predilecto de este y otros escribas es Paradiso, la genial novela de Lezama Lima que desde su publicación en 1966 ha conjurado los aplausos de escritores y lectores del mundo entero a la vez que la hostilidad de los Avilas y compañía. Pese al clima muy enrarecido, el Instituto del Libro publica la Poesía Completa de Lezama, y el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, en su serie Valoración Múltiple, una completísima recopilación de textos sobre él, preparada por Pedro Simón. Allí Piñera publica su ensayo "Opciones de Lezama": Lezama, dice, reunía en sí tres diablillos (el conversador más brillante de Cuba, el poeta nobilísimo pero al que algo le faltaba, el novelista que aún no era); tenía que elegir, y podía hacerlo, con cual de esas caras quería pasar al futuro; podía elegir cualquiera, pues en todas estaba maravillosamente dotado. Entonces...
"Con la publicación de Paradiso Lezama supo que los tres diablillos eran un solo diablillo, supo que Paradiso es al mismo tiempo que una gran novela un gran poema y la genial explosión verbal de un conversador: y supo finalmente que la futuridad le estaba asegurada."
71 Culmina el Caso Padilla: en marzo, Heberto Padilla es arrestado durante una semana, al cabo de la cual se difunde una "autocrítica" (mimeografiada en un papel de estraza que ninguno de los que la vieron puede olvidar) donde confiesa haber conspirado contra la Revolución; implica en la supuesta conspiración a los que desde los controvertidos premios UNEAC del 68 eran blanco de periódicas acusaciones desde la revista del ejército, a saber : Manuel Díaz Martínez (jurado de ese premio), Belkis Cuza Malé (esposa de Padilla), César López, Norberto Fuentes, Pablo Armando Fernández (que había secundado a Cabrera en Lunes de Revolución), y, por supuesto, Arrufat, Lezama Lima y Piñera. Los implicados son convocados, el 17 de abril a la UNEAC; cuando llegan, dos presencias son notorias: la de numerosísimos agentes de la Seguridad del Estado y la de varias cámaras de filmación. Primero habla Padilla, ampliando la confesión publicada en el papel de estraza, y luego son llamados a confesar los acusados por él. "La autocrítica de Padilla ha sido publicada, pero una cosa es leerla y otra bien distinta haber estado allí esa noche", escribe Manuel Díaz Martínez en "El caso Padilla: crimen y castigo", Revista Encuentro Nº 4/5, Madrid, 1997.
"Virgilio estaba apoyado contra una columna, y a medida que iba escuchando la confesión de Padilla, iba deslizándose muy despacio, hasta quedar completamente acostado en el piso. No lo llamaron al micrófono: yo creo que era demasiado conocido, que sabían que él podía llegar a decir cualquier cosa. Yo mismo, no sé por qué me salvé: Padilla me había avisado momentos antes de empezar a hablar que iba a tener que decir mi nombre pero parece que se le olvidó, y no lo dijo."
Antón Arrufat, especial para este dossier. Véase también: Lourdes Casal (comp.), El Caso Padilla: Literatura y Revolución en Cuba, Ed. Universal & Nueva Atlántida, Miami, sin fecha; y Heberto Padilla, La mala memoria, Plaza & Janés, Barcelona, 1989
A partir de ese momento la obra de Piñera es completamente censurada en Cuba. Se le prohibe también la publicación en el exterior y la salida del país, que había rechazado en 1965 pero que a esa altura deseaba. De pronto, para él y para tantos otros, se tornaba realidad la amarga profecía de "La isla en peso": "¡Nadie puede salir, nadie puede salir!/ La vida del embudo y encima la nata de la rabia./ Nadie puede salir: el tiburón más diminuto rehusaría transportar un cuerpo intacto".
72 Lezama Lima, en cuya correspondencia con su hermana Eloísa (cf. José Lezama Lima, Cartas 1939-1976, ed. Orígenes, Madrid, 1979) también se ve crecer el desencanto y la furia por la constante denegación de sus pedidos de permiso para viajar al exterior, dedica a Piñera su poema "Virgilio Piñera cumple 60 años".
José Lezama Lima
Virgilio Piñera cumple 60 años
Como un pistoletazo en el violáceo azufrelos ángeles pactan con los demonios,buscando el gran ojo primigenio.Vuelven los demonios a pactar con los ángeles,buscando la sabiduríade las ondas del pífanoal penetrar en la ciudad.Un ruidillo en la nada,innato o con prestaciones vergonzantesprecipita el coro de los diablillosque van a sostener el manto del niño de Praga.Llega entonces el inalcanzableparaje de la nieve,la pequeña luna caídaen la profundidad infantil del tazóno en el ballenato tedioso de los mares,allí la silla destrozada, la del obispo encadenado,allí se vuelven a ver los demonios y los ángelescorrer hacia un punto, volcarse en la laguna,peinarse más las plumas que los cabellos.Sus pequeños rostros sonríen con dientes de leche.Sabemos, qué carcajada, que lo lúdico es lo agónico.Como sólo existen el bien y la ausencia,los demonios y los ángeles se esconden sonriendo.Su mano madura, como decimos las uvas maduras,han dado un fuerte manotón sobre el tablero.El ángel avanza rápido como el alfil.El demonio salta como el caballo oblicuo.Sus manos cruzadas golpean los sesentagolpes de la cábala,el hierofante y la emperatriz duermen yaen la cámara de la reina.El ojo y el mar se abren en círculos concéntricos.Sobre un tablón,jugando lo terrible,el bien y la ausencia.
14 de Julio y 1972
incluido en Fragmentos a su imán (1977)
"Al final, estos dos hombres [Lezama y Piñera] se fueron uniendo, quizá motivados por la persecución, la discriminación y la censura que ambos sufrían. Virgilio visitaba todas las semanas a Lezama, que se había casado con María Luisa Bautista, una amiga de la familia a quien la madre de Lezama, un momento antes de morir, le rogó a éste que aceptara por esposa. (...) María Luisa, por el misterio de la amistad, de la devoción de uno a otro, de la supervivencia en tiempos terribles, salía con una vieja cartera de nylon blanco a hacer colas por toda La Habana para conseguirle algo de comer a Lezama. Lezama decía: "Ahí va la venada desmelenada". Ella siempre regresaba con algún queso crema, algún yogur, algo para satisfacer el voraz apetito de aquel hombre. A las nueve de la noche, María Luisa preparaba el té. Si el té se atrasaba un minuto, Virgilio le recordaba: "María Luisa, se te ha olvidado el té". La reunión de aquellos tres personajes en aquella casa ya un poco destartalada, que a veces se inundaba, tenía un carácter simbólico: era el fin de una época, de un estilo de vida, de una manera de ver la realidad y superarla mediante la creación artística y una fidelidad a la obra de arte por encima de cualquier circunstancia. Y, además, era como una suerte de conspiración secreta el juntarse y brindarse un apoyo que para ambos era imprescindible.
Cuando María Luisa daba la espalda para hacer el té en la cocina, Virgilio y Lezama se despachaban sobre sus aventuras más o menos eróticas, que ya eran, en realidad, más bien platónicas."
Reinaldo Arenas, Antes que anochezca, Tusquets, Barcelona, 1992.
Nunca habían sido semejantes los gustos sexuales de Lezama y Virgilio. Una historia popular reúne a Piñera y a Lezama, el segundo saliendo y el primero entrando a un burdel masculino. "¿Qué, Virgilio, a la caza del jabalí escondido en la espesura?", dice Lezama, a modo de saludo. "No, vengo a singar con un negro", responde Piñera.
"Lezama era adicto a los efebos demorados, lánguidos, intelectuales. Era amante de la forma. Virgilio prefería a los hombres raudos, rudos del pueblo —guagüeros, porteros, serenos, varios vagabundos y tal vez un soldado con licencia— a los que pagaba religiosamente a pesar de su pobreza. No había amores para Virgilio: sólo la acción sexual, sodomía súbita y su costo. (...) Virgilio detestaba la idea de tener comercio carnal con cualquiera siquiera levemente en contacto con la cultura y así el día que un amante inminente le confesó in passim que le gustaba leer libros, Virgilio abandonó airado el cuarto, todavía a medio vestir y desapareció ante el asombro de su amante por venir. "Los hombres de verdad no leen libros" explicaba Virgilio. "La literatura es mariconería y para maricón, yo""
Guillermo Cabrera Infante, op. cit.
Dedica a María Luisa Bautista el poema "Si ya tan sólo esperamos", "escrito en una tarde particularmente triste":
"Como decían los románticos menores,/ el sol se va a poner:/ la tarde muere lentamente, los pájaros cantan sus postreros trinos./.../ La tarde y las tardes parecidas/ como cendales nos envuelven y tratan/ de llevarnos a otra orilla. ¿Cuál, María Luisa?/ La tarde y las tardes nos observan/ con la mirada acariciadora de los justos."
Virgilio Piñera, Una broma colosal, Letras Cubanas, La Habana, 1988
73 Se sanciona la ley 1249 —reformada en 1979— que castiga con tres a nueve años de prisión "la ostentación pública de homosexualidad".
74Tertulias en la casa de Abelardo Estorino y Olga Andreu.
75 Se publican en Cuba dos antologías de cuentos cubanos. Piñera no aparece en ninguna.
"Tuve la suerte de conocerlo cuando no se le editaba, cuando no se hablaba de él y cuando muchos de los que en la actualidad saludan su resurrección volvían la cara si lo veían acercarse. Tuve la suerte de conocerlo cuando el silencio era un muro a su alrededor. (...) Y si digo suerte es porque tengo múltiples razones para sospechar que el hombre que yo conocí, es decir, el que había comenzado el último lustro de su vida, fue el más verdadero. En todo caso, como se había trasformado en sombra, en fantasma, como no era público y sobre él estaban únicamente las miradas de unos cuantos fieles, ya no se propuso gustar o disgustar, ser maravilloso o desagradable. Se trataba de un solitario que luchaba por dominar sus obsesiones. Solo en su apartamento desnudo, en pleno corazón de La Habana, despierto desde temprano, escribía incansablemente. (...) "Escribir es lo único que me mantiene vivo", afirmaba."
Abilio Estévez, "El secreto de Virgilio Piñera", en revista Unión Nº 10, 1990, cit.
76 El 9 de agosto muere Lezama Lima. Según el testimonio de Heberto Padilla, Piñera, llorando, abraza a Luisa Lezama y le dice: "Se nos fue el gordo". Ese mismo día escribe el soneto "El hechizado". En una carta inédita relata a Humberto Rodríguez Tomeu la muerte del amigo, y le dice:
"Pronto nos iremos todos ad penates. No soy larmoyant sino realista. Y me espantaría alcanzar edades venerables. Pour quoi faire...?"
El hechizadoVirgilio Piñera
a Lezama, en su muerte
Por un plazo que no puedo señalarme llevas la ventaja de tu muerte:lo mismo que en la vida, fue tu suertellegar primero. Yo, en segundo lugar.
Estaba escrito. ¿Dónde? En esa marencrespada y terrible que es la vida.A ti primero te cerró la herida:mortal combate del ser y del estar.
Es tu inmortalidad haber matadoa ese que te hacía respirarpara que el otro respire eternamente.
Lo hiciste con el arma Paradiso.—Golpe maestro, jaque mate al hado—.Ahora respira en paz. Vive tu hechizo.
9 de agosto de 1976
incluido en Una broma colosal (1988)
79 En mayo, una amiga francesa es requisada en el aeropuerto y se le encuentran textos de Virgilio Piñera que estaba intentando sacar de Cuba. El escritor recibe en la casa una amenazante visita de la Seguridad del Estado, que le advierte que no debe reincidir. La advertencia lo deja aterrorizado.
El jueves 19 de octubre muere de un ataque cardíaco. Horas antes de morir había estado en casa de Abilio Estévez:
"La noche antes de su muerte (el miércoles) la pasó con nosotros. Conversamos como de costumbre hasta las 10 y después pasamos a "nuestro divino dominó", como él decía. Pues bien, esa noche nos dijo algo que a la luz de los hechos posteriores cobró una dimensión extraña, mágica. Dijo que ya necesitaba morirse, que lo único que lo animaba un poco era escribir... "Mi gran problema –dijo– es mi salud. Me siento tan bien que creo que soy inmortal""
Carta del 16 de noviembre de 1979, de Abilio Estévez, en La Habana, a Humberto Rodríguez Tomeu, en Buenos Aires; inédita, cortesía de Julia Rodríguez Tomeu
Durante el velorio, un director de cine que tenía relaciones con la seguridad le avisa al hermano de Virgilio, Juan Enrique, que la casa de aquel va a ser violada en busca de papeles comprometedores; cuando llegan, la casa ya ha sido requisada, aunque no con demasiado cuidado: la mayor parte de los papeles, que estaban en un armario, quedan sin secuestrar; los restantes, son devueltos por la policía un tiempo después, a excepción de cinco cuentos que no han vuelto a aparecer (aunque probablemente existan copias de los mismos fuera de Cuba).
"La expresión de Virgilio en el ataúd era muy impresionante: parecía sonreír con cierta sorna. Fue enterrado como riéndose de la situación y de la gente."
Juan Enrique Piñera, testimonio inédito, recogido por Teresa Cristófani Barreto. Ver también Reinaldo Arenas, "La isla en peso con todas sus cucarachas", en Necesidad de libertad, Kosmos Editorial, México, 1986
Piñera deja a Antón Arrufat, a Estévez y a su familia dieciocho cajas con manuscritos, apuntes, recortes; hay en ellas un libro de poemas completo, que deberá esperar aún nueve años más para ser publicado. Se trata de Una broma colosal (Ediciones Unión, La Habana, 1988), que recoge poemas escritos entre 1970 y 1979; las diversas versiones fueron cotejadas munciosamente por Arrufat y el libro organizado en secciones cuyos títulos fueron escogidos por él mismo y Luis Marré a partir de versos de Piñera; el título general había sido ya escogido por el poeta:
"Lezama quería viajar a recibir el premio Formentor; le fue prometido que podría ir, pero el tiempo pasó y el permiso de salida no llegaba; aún cuando ya era evidente que no habría tal permiso, seguían diciéndole que se lo iban a dar. "Me parece —le dijo a Piñera— que estoy siendo objeto de una broma colosal". A Virgilio le gustó mucho aquello, lo puso como título a un poema, luego quiso que fuera el de su libro."
Antón Arrufat, para este dossier
Severo Sarduy
Pido la canonización de Virgilio Piñera
Poco interés presentan estas cosaspara un Concilio, que otras más urgentes—la talla de los ángeles, las fuentesdel Edén—, y sin duda, más valiosasapremian sin cesar. Insisto emperopara que tenga sitio en los altareseste mártir de arenas insulares.Por textual, su milagro verdaderodio presa fácil a los cabecillasy a los sarcasmos que, de tanto en tanto,interrumpen las furias amarillas,las madres del exilio y el espanto.Es por eso que a Roma, y de rodillas,iré a exigir que lo proclamen santo.
incluido en el homenaje "40 años de Ciclón", revista Unión Nº25, octubre-diciembre de 1996


Por Luis Ruiz.

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