domingo, 15 de julio de 2012

Amanece. Las campanas de la iglesia de la esquina tañen sin cesar. Las putas ya deben estar apostadas por los alrrededores de esa iglesia, desafiando el orden impuesto de la diócesis, o recordándoles que ellos no son lo que pretenden parecer. O sea, que tal moralidad es sólo una pantalla, que digámoslo, no les alcanza para cubrir sus desverguenzas. El sol hace amago por salir entre las nubes grises que presagian otro día de lluvia. Porque como es usual en este país, el verano es simplemente una mueca y no esa risa franca, o esa carcajada necesaria que tanto necesitan sus ciudadanos. A lo lejos unos pájaros pasan volando frente a la ventana. Yo leo: "Pero lo elevó para saludarme y vi esa imágen (esa transfiguración de la Belleza) de la que ya no he podido salir más..." / Stendhal.


Por Luis Ruiz.

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