
Primero miro a mi alrrededor, a lo que me concierne, donde transcurre mi vida, hacia mi realidad. Luego los catalejos, eso sí, con un filtro por si las moscas. Desde Siria hasta España nadie se salva, ni menciono los puntos donde me he detenido y he salido dando tumbos. Y claro, no podía faltar Siguaraya. A Siguaraya me unen lazos muy fuertes, aunque esos lazos se han ido debilitando bastante, lo confieso. Allá, lo mismo con lo mismo: De palo rallao pa´rumba! Advierto, en este caso y por razones hasta el momento inexplicables, cual fenómeno irracional y energúmeno, cuando se trata de Siguaraya es preciso incluso incluir a los siguarayanos de dentro y de fuera. Y el tufo señores causa un malestar de mil demonios. Por eso a esos límites me acerco con un cuidado de extremas extremaduras.
Por Luis Ruiz.
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