Coreógrafía de Marianela Boán. Grupo Danza Abierta.
Como todo trabajo que emprende Marianela, Una Cuna fué un proceso creativo profundo e investigativo. Nos divertimos mucho en el montaje, por el lenguaje utilizado y las situaciones escénicas, detrás de las cuales había un mensaje muy claro sobre la educación en el país y los parámetros que el sistema trataba siempre de imponer.
Evelin interpretaba a una alumna de primaria, por ejemplo, y Pepe (José Hevia) al muchacho que quería estudiar ballet pero que su padre le imponía otra carrera. El solo de Pepe en zapatillas de punta, sumado a sus dotes histriónicas, fué genial. Los ensayos los realizabamos en los salones del Ballet Nacional, a partir de las seis de la tarde y hasta muy tarde en la noche todos los días. El diseño de escenografía fué de Pepe Franco, y el telón lo pintamos entre todos. El estreno se realizó en el Teatro Mella.
Cuando la obra la llevamos a Camaguey, al Teatro Principal, la niña que aparecía en la cuna fué mi sobrina Yanelis. Se hacía un apagón muy breve, y cuando volvía la luz ya la niña se encontraba dentro de la cuna. La escena, muy simbólica, creaba un efecto que a todos emocionaba.
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