Familias enteras divididas, que al amanecer de ese día fatídico, observaban espantadas la cerca de alambre y el despliegue militar en torno a ellas, que impedía la huída hacia el West Berlín.
Al principio fueron cercas de alambre, pero rapidamente los muros de hormigón que fueron levantándose alcanzaron la altura de más de tres metros. Las cifras de muertos por querer cruzar al otro lado, en manos de los asesinos comunistas los sitúa por encima de los 300, aunque nadie puede asegurarlo, pudieron ser muchos más.
Por Luis Ruiz.
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