Cuanto sol. Y la vida por delante. Berlin es una ciudad bañada de oro. Después de mi Latte Machiatto salí a caminar. Quería disfrutar la ciudad más temprano. Entonces nadie tendrá necesidad de suicidarse, pienso. Al menos a causa del tiempo. Noviembre, se dice, es un mes fatídico. Pero este no. Los caminos llenos de hojas de mil colores, como una alfombra donde hundir los pasos y escuchar la canción que surge de lo más profundo. El cielo, inigualable. Que suerte, me digo.
Por Luis Ruiz.
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