miércoles, 3 de marzo de 2010

Aveces el desconciedrto ...

Aveces el desconcierto, sensación de asfixia; sensaciones que no sabes definir, pero que te sobrecogen. De un momento a otro todo se torna confuso, incierto. Lo que brillaba se vuelve opaco. La luz desciende hasta desaparecer, y en su lugar quedan unos tonos amargos, desdibujados por las sombras. Crees habitar un mundo en el que sólo existes tú, nadie más, cual paria en país de nadie. Y eso duele, tanto como una herida que no cierra a pesar de las curaciones. El País de las sombras largas. Vas a tientas, alargando los brazos, intentando tocar con la punta de los dedos un objeto y detectar su solidéz. Como buscando un sostén. Borracho de dudas. Pero sin embargo, sereno, dueño de una parsimonia reflejo de ese estado depurativo que te embarga. Los sentidos alertas. Intentas descifrar esos estados anímicos. Sabes, bien lo sabes, que no son nuevos. Tus silencios. La naturaleza que te traiciona.

Sobre todo ella sufría al verte callado, abstraído, como en otro mundo. Quizás presentía lo inevitable, te lo dijo la última vez, al medio día, sentados en aquel portal. Te recriminaba? Una queja suspendida en el tiempo. Ahora con un carácter trascendental que desconocías. Sí, por eso esos silencios tuyos- te dijo. Callaste. Qué ibas a decir?.

Por Luis Ruiz

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