sábado, 9 de julio de 2011

Y que los parta un rayo...



En la calle me encontré con un estúpido al que le canté las cuarenta. No me pesó. Aunque no sé por qué me altero tanto con el tema de Cuba. Total, no vivo allá. Por suerte. Lo primero que me dijo fué: los cambios se sienten, se respiran las mejorías, la gente tiene más dinero. Sí, el de nosotros. Le contesté. Y me explayé. Ahora tengo la cabeza que me quiere explotar. Sé que no vale la pena. No debo implicarme en un tema tan vulgar y necio. Todo lo que se diga y venga de allá es deprimente. Embrutece. Un sin sentido. Hasta estas letras que le dedico al tema.


Ahora estoy sentado en el balcón. Escuchándo el sonido del agua de mi pequeña fuentesita. Bebiéndo un café. Leyendo. Sólo esos mundos de la lectura nos salvan del cataclismo.



Por Luis Ruiz.

No hay comentarios: