sábado, 13 de febrero de 2010

Oficio de Lector



Por Luis Ruiz

El lector abre el libro, lee dos o tres páginas, lo vuelve a cerrar.

Piensa: Algunos comienzos son flojos y no determinan la calidad del resto. Sin embargo nota el desaliento que lo embarga con respecto a la lectura. Mira a través de los cristales a la gente que pasa. Hombres de negocio, profesionales, secretarias.

Esos son los verdaderos personajes, de esas vidas se nutre la literatura - se dice.

Especial atención le concede a la mujer de la limpieza, que pasa empujando un carrito con sus herramientas de trabajo. La mujer sonrríe, parece felíz. La felicidad no es un don de todos, hay muchas personas descontentas estos días. Pero esa pobre mujer refleja lo contrario. Y por qué "pobre mujer"? Si es felíz no es pobre. Los otros, mucho traje y mucho porte pero con cara de estreñidos.

Los observa a todos como si intentara hacerles una radiografía, desnudarlos. Desvía la mirada hacia el libro que descansa sobre la mesa, sabe que sea cual sea su contenido tendrá que leerlo. Es un lector y no puede hacer otra cosa. Los personajes escóndidos en esas páginas dan la posibilidad de fantasear, tienen añadidos otorgados por su propia fantasía. Contrario a estos de carne y hueso que caminan y hablan. La realidad en todo caso, decepciona.

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