domingo, 7 de febrero de 2010

Puede decirse de la isla que es real?

La isla : Inquietud.

Isla: Porción de tierra rodeada enteramente de agua.

Todos los caminos conducen allí, no a Roma como se a afirmado tantas veces.

En la isla se dice: Todos los caminos conducen al mar...

Muchos al hablar de la isla le han prodigado todo tipo de alabanzas.

Thomas Merton dijo: "una isla brillante donde la bondad y solicitud que me acompañaban a donde quiera que direjiese mis débiles pasos alcanzaron su grado máximo", "bañada de éxiti...", en la que vería "abundancia de todo, inmediatamente accesible y, hasta cierto punto, accesible a todos".

Pero eso fué en el año 1940. Hoy a Merton no se le hubiera ocurrido ir a recuperarse a la ínsula. Claro que entonces había mendigos, pero no eran como hoy, la mayoría. Los mendigos hacían la diferencia, no la generalidad. Triste realidad de hoy.

La isla fué y es un misterio para muchos, sin excluir a sus propios habitantes.

Ya la Habana, como cualquier otra ciudad, grande o pequeña de la isla, no es "una analogía del reino de los cielos".

La isla será para nosotros "la espina en el ojo", añoranza, dolor, lejanía...

Puede decirse de la isla que es real?

La isla no es sólo la Habana, es también Matanzas, Camaguey, Holguín. El misterio y el dolor está en todos los rincones de ese espacio insular, devenido terquedad y ocres. A qué planos quedarán reducidos sus azules y su luz?

Muchos otros viajeros han dedicado palabras hermosas a la isla de Cuba. Y los cubanos nos sentimos orgullosos de ello. Pero esa isla ya no existe. Su belleza es "otra". El canto de los poetas que cantan a la isla de hoy es más doloroso, menos sandunguero, está pleno de lamentos.

Como mi voz.

Merton estuvo en Camaguey, allí leyó a Santa Teresa de Ávila, lo dice Jesús Lozada que también es Camagueyano, y al que conozco de tertulias y correrías en el apartamento de Maria Magdalena Gonzáles, en el Reparto Monte Carlos de la ciudad Agramontina. O las Tertulias en la Casa Agramonte.

Recuerdos de la isla.

Ay, los recuerdos!

Si señores, la isla es también Camaguey (salvemos ese espacio geográfico del olvido insular): El Casino Campestre, la iglesia de La Soledad, el parque Agramonte, el puente de La Caridad, la iglesia y plazoleta de San Juan de Dios (allí murió mi hermana Barbarita, según mi madre por culpa de la Doctora que la atendió). Esa iglesia fué antes un hospital infantil.

Pero repito; la isla, hoy, no es la misma.

En estos momentos trato de verla con otros ojos. Cuales? Los míos. Estos ojos que se han de tragar la tierra. Mi tierra? No lo creo.

Isla: Evocación.

Desde la lejanía más lejana. Sin sol y sin calor.

No, la isla no es aquella, evocada desde el placer sublime de la libertad del pensamiento.

Berlín. 07-02-2010
Por Luis Ruiz

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